domingo, 22 de febrero de 2009

Chats E

Normalmente no solía excitarme con lo que escribía, o por lo menos con lo que escribía normalmente. Yo saqué mi lengua y empecé a lamer su glande rojizo y poco a poco fui tragando más hasta que llegué al fin. A los cinco o diez minutos de estar en la calle junto a la puerta que me indico el guarda de seguridad, empezaron a salir algunas de las modelos pero mi mujer no estaba entre ellas. Aunque no soy ninguna belleza, pienso que me conservo lo suficientemente bien como para aún girar cabezas en la playa o en la piscina.

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